domingo, 1 de junio de 2014

Conflicto y desequilibrio

Un  organismo  hambriento  busca  comida,  un  hombre iracundo inicia una lucha. (Wolman)

La relación de desequilibrio entre el sujeto y su medio enmarcada en la idea de un campo psicológico isomorfo del campo físico, se puede encontrar en términos teatrales. Las fuerzas activas de un conflicto, que el drama requiere para su funcionamiento, son la representación de algo extraordinario que ha ocurrido en la vida del personaje, un suceso que altera el orden normal de su cotidianeidad. La obra es el lapsus de tiempo que se demora en encontrar la solución, y el desencadenamiento de acciones que se realizan para restablecer un nuevo orden, un nuevo equilibrio. Lo que haya sido que sacó de orden al personaje,  lo  insta  a  derrochar  su  energía  para  perseguir  una  solución  al  conflicto, activando el movimiento, la acción en una lucha contra el caos. Dos fuerzas opuestas de igual fuerza luchan por vencer, el objetivo para restablecer el orden puede ser concretar una venganza, conquistar a alguien, recuperar un reino, etc., verbos, acciones que van a pedir más acciones hasta volver a un nuevo equilibrio y acabar con el conflicto. En la Gestalt  “el ambiente presente y la persona son los dos polos de un campo dinámico con fuerzas que actúan entre sí. La acción presente de las fuerzas y su lucha por el equilibrio son los determinantes de la conducta.” (Wolman: 514) Incluso en el caso de que el actor luche contra la fuerza de gravedad para mantener una copa de cristal en alto sobre su dedo índice hay una lucha, pues en esa acción también hay un derroche de energía y un equilibrio precario que produce tensión. El teatro no puede existir sin esa dinámica del conflicto que genera tensión, cualquiera sea el nivel en que se trabaje, desde el teatro clásico, pasando por el moderno y llegando al post teatro. “Ana López Montaner”