martes, 2 de agosto de 2011

Juicio de Residencia de Hugo A. Ramos - Crítica Martes 2 de agosto

La pena del conquistador


Un viaje en el tiempo nos lleva a la conquista de América por el Imperio Español. En esas épocas la civilización venía con una biblia y una espada. Así, Hernán Cortés, el gran conquistador será sometido a un juicio donde se le revisarán todos sus actos como funcionario de la Nueva España. Un desgarrador unipersonal que con un lenguaje poético nos muestra las atrocidades de la conquista.


Por Luciano Sáliche - l.a.saliche@hotmail.com
En un pequeño teatro en las orillas del barrio de Balvanera se resucita una historia tan oscura como antigua. Hernán Cortes Monroy Pizarro Altamirano, conocido simplemente por Hernán Cortes, brota de los gestos y el ardor de los ojos de Raquel Albéniz. La tensión se torna dulce al ver como el relato unipersonal de la actriz nos retrotraen a las tumultuosas épocas donde el pecado, el odio, la ambición, la conquista y la ira eran banderas de batalla.


Los juicios de residencia eran comunes en aquellas épocas. Eran un procedimiento judicial del derecho castellano que se les realizaba a los funcionarios del Imperio español antes de retirarse del cargo o cambiar del mismo. Se lo sometía a una revisión de todos sus actos, sus desempeños, sus itinerarios. Las denuncias y cargos que existían en su contra se los escuchaban e interpretaban. Así el funcionario se veía obligado a jurar con la verdad y siendo sometido a este juicio de conducta se lo legitimaba para tomar otro cargo.


La obra es una búsqueda intensa de concebir las emociones y penurias de los dos personajes que interpreta la actriz desgarrando toda su sensibilidad. Por un lado Hernan Cortés, el conquistador que proveniente de la Nueva España se encarga de penetrar el Imperio Azteca. Por otro lado Malinallí Tenepatl, una aborigen hija de un reconocido cacique de lo que hoy sería México. Ella, también llamada Marina o La Malinche, supo enamorar al conquistador y hasta darle un hijo.
Entre susurros de angustia y catarsis de ambición, los dos personajes mutan y se entrecruzan en los reveces asombrosos de Raquel Albéniz que deja bien en claro cuando está interpretando a uno y cuando está interpretando al otro.

La obra logra enarbolar un exquisito lenguaje en prosa que el director, Hugo Ramos, pareciera estar escribiendo en el preciso instante que sucede el juicio. La sutileza poética es magnífica. “¡Cortesanos de la ley!” grita Cortés con esa furia que delata los ojos rojos de la actriz. Seguido “¡Oh Malinallí!” y el dolor del amor se descubre como una pena.


Son pocas las obras que se atreven a transportarnos a un momento histórico olvidado. En Juicio de Residencia se palpita el decaer de un conquistador que, sordo de sus propias ambiciones y de un mundo que enferma en la brutalidad más atroz, tiene mucho que transmitirnos. La corte lo juzga pero su rebelión será un sincericidio: La masacre la concede el Imperio español completo.

La Malinche salpica con ternura y nostalgia -como la verdadera madre tierra- a un marqués que carga con la tradición católica más sangrienta y “civilizatoria”. Las emociones de ambos personajes se mezclan armoniosamente en un viaje al siglo XVI logrando mostrarle a la audiencia que la combinación entre la pluma de Ramos y la interpretación de Albéniz forman una obra digna de respeto.

Publicado por Revista Alrededores



“Juicio de Residencia”

Autor: Hugo A. Ramos

Director: Hugo A. Ramos

Actriz: Raquel Albéniz

Viernes 20:30 hs

Teatro El Espión - Sarandi 766

Reservas 4943 6516/ 15 6548 7262

Entrada general: $35